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jueves, 2 de agosto de 2018

EL LEON Y EL RATON


Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:
-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendáis la lección!-
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites –
- ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a ayudarme? ¡No me hagas reír!.
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía, le dejó marchar.
Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían temblar las hojas de los árboles.
Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:
- No te preocupes, yo te salvaré.
Y el león, sin pensarlo le contestó:
- Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.
El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león pudo salvarse. El ratón le dijo:
- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron amigos para siempre.

GATO CON BOTAS

El padre antes de morir les dijo así:
–“Hijos míos, quiero dejarles lo poco que tengo antes de morir”, les dijo. Al hijo mayor le tocó el molino, que era el sustento de la familia. Al mediano le dejó al burro que se encargaba de acarrear el grano y transportar la harina,mientras que al más

pequeño le dejó el gato que no hacía más que cazar ratones. Dicho esto, el padre murió. El hijo más joven estaba triste e inconforme con la herencia que había recibido. –“Yo soy el que peor ha salido ¿Para qué me puede servir este gato?”, – pensaba en voz alta.El gato que lo había escuchado, decidió hacer todo lo que estuviese a su alcance para ayudar a su nuevo amo. – “No te preocupes joven amo, si me das un bolso y un par de botas podremos salir a recorrer el mundo y verás cuántas riquezas conseguiremos juntos”.
El joven no tenía muchas esperanzas con las promesas del gato, pero tampoco tenía nada que perder. Si se quedaba en aquella casa moriría de hambre o tendría que depender de sus hermanos, así que le dio lo que pedía y se fueron a recorrer el mundo.Caminaron y caminaron durante días hasta que llegaron a un reino lejano. El gato con botas había escuchado que al rey de aquel país le gustaba comer perdices, pero como eran tan escurridizas se hacían casi imposibles de conseguir. Mientras que el joven amo descansaba bajo la sombra de un árbol, el gato abrió su bolsa, esparció algunos granos que le quedaban sobre ella y se escondió a esperar.
  
Llevaba un rato acechando cuando aparecieron un grupo de perdices, que encontraron el grano y se fueron metiendo una a una en el saco para comérselo. Cuando ya había suficientes, el gato jalo de la cuerda que se encontraba oculta, cerrando el saco y dejando atrapadas a las perdices.
 Luego se echó el saco al hombro y se dirigió al palacio para entregárselas al rey.Cuando se presentó ante el rey le dijo: – “Mi rey, el Marqués de Carabás le envía este obsequio. (Este fue el nombre que se le ocurrió darle a su amo)”. El rey complacido aceptó aquella oferta y le pidió que le agradeciera a su señor. Pasaron los días y el gato seguía mandándole regalos al rey, siempre de parte de su amo.Un día el gato se enteró de que el rey iba a pasear con su hermosa hija cerca de la ribera del río y tuvo una idea. Le dijo a su amo: – “Si me sigues la corriente podrás hacer una fortuna, solo quítate la ropa y métete al río”.
Así lo hizo el hijo del molinero
hasta que escuchó a su gato gritando: – “¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Se ahoga el Marqués de Carabás! ¡Le han robado sus ropas!”.
El rey atraído por los gritos se acercó a ver qué pasaba. Al ver que se trataba del Marqués que tantos obsequios le había enviado, lo envolvió en ropas delicadas y lo subió en su carruaje para que les acompañara en el paseo.


El astuto gato se adelantó a la comitiva real y se dirigió a las tierras de un temido ogro, donde se encontraban trabajando unos campesinos. Los amenazó diciéndoles: – “Cuando el rey pase por aquí y les pregunte de quién son estas tierras, deberán responder que pertenecen al Marqués de Carabás, sino morirán”.
El gato con botas que se sentía muy complacido con su plan, se dirigió luego al castillo del ogro, pensando en reclamarlo para su amo. Ya había escuchado todo lo que el ogro podía hacer y lo mucho que le gustaba que lo adularan. Así que se anunció ante él con el pretexto de haber viajado hasta allí para presentarle sus respetos.
Cuando estuvo solo con el ogro, el gato le dijo: – “Me han dicho que es capaz de convertirse en cualquier clase de animal, como por ejemplo un elefante o un león”.
– “Es cierto”, – contestó el ogro muy halagado y se transformó de inmediato en un rugiente león para demostrarlo. lo que el gato contestó: – “¡Sorprendente! ¡Ha sido increíble! Pero me impresionaría más si pudieras transformarte en algo tan pequeñito como un ratón. Eso debe ser imposible, incluso para un ogro tan poderoso como tú”.Fue así como el gato reclamó aquel palacio y las tierras circundantes para el recién nombrado Marques de Carabás, su joven amo. Allí recibió al rey, que impresionado ante el lujo y la majestuosidad del castillo, le propuso de inmediato la mano de su hija en matrimonio. El hijo del molinero aceptó y luego de que el rey murió gobernó aquellas tierras, al lado de el gato con botas a quien nombró primer ministro.
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CAPERUCITA ROJA


Érase una vez una niña que era muy querida por su abuelita, a la que visitaba con frecuencia aunque vivía al otro lado del bosque. Su madre que sabía coser muy bien le había hecha una bonita caperuza roja que la niña nunca se quitaba, por lo que todos la llamaban Caperucita roja.Una tarde la madre la mandó a casa de la abuelita que se encontraba muy enferma, para que le llevara unos pasteles recién horneados, una cesta de pan y mantequilla.
– “Caperucita anda a ver cómo sigue tu abuelita y llévale esta cesta que le he preparado”, –le dijo. Además le advirtió: –“No te apartes del camino ni hables con extraños, que puede ser peligroso”Caperucita que siempre era obediente asintió y le contestó a su mamá: – “No te preocupes que tendré cuidado”. Tomó la cesta, se despidió cariñosamente y emprendió el camino hacia casa de su abuelita, cantando y bailando como acostumbraba.No había llegado demasiado lejos cuando se encontró con un lobo que le preguntó: – “Caperucita, caperucita ¿a dónde vas con tantas prisas?”


Caperucita lo miró y pensó en lo que le había pedido su mamá antes de salir, pero como no sintió temor alguno le contestó sin recelo. – “A casa de mi abuelita, que está muy enfermita”.A lo que el lobo replicó: – “¿Y dónde vive tu abuelita?”.
– “Más allá de donde termina el bosque, en un claro rodeado de grandes robles”. – Respondió Caperucita sin sospechar que ya el lobo se deleitaba pensando en lo bien que sabría. El lobo que ya había decidido comerse a Caperucita, pensó que era mejor si primero tomaba a la abuelita como aperitivo. – “No debe estar tan jugosa y tierna, pero igual servirá”, – se dijo mientras ideaba un plan.Mientras acompañaba a esta por el camino, astutamente le sugirió: – “¿Sabes qué haría realmente feliz a tu abuelita? Si les llevas algunas de las flores que crecen en el bosque”.
Caperucita también pensó que era una buena idea pero recordó nuevamente las palabras de su mamá. – “Es que mi mamá me dijo que no me apartara del camino”. A lo que el lobo le contestó: – “¿Ves ese camino que está a lo lejos? Es un atajo con el que llegarás más rápido a casa de tu abuelita”,Sin imaginar que el lobo la había engañado, esta aceptó y se despidió de él.
El lobo sin perder tiempo alguno se dirigió a la casa de la abuela, a la que engañó haciéndole creer que era su nieta Caperucita. Luego de devorar a la abuela se puso su gorro, su camisón y se metió en la cama a esperar a que llegase el plato principal de su comida.

A los pocos minutos llegó Caperucita roja, quien alegremente llamó a la puerta y al ver que nadie respondía entró.La niña se acercó lentamente a la cama, donde se encontraba tumbada su abuelita con un aspecto irreconocible.
– “Abuelita, que ojos más grandes tienes”, – dijo con extrañeza.
– “Son para verte mejor”, – dijo el lobo imitando con mucho esfuerzo la voz de la abuelita.
– “Abuelita, pero que orejas tan grandes tienes” – dijo Caperucita aún sin entender por qué su abuela lucía tan cambiada.
– “Son para oírte mejor”, – volvió a decir el lobo.
– “Y que boca tan grande tienes”.
– “Para comerte mejooooooooor”, –chilló el lobo que diciendo esto se abalanzó sobre Caperucita, a quien se comió de un solo bocado, igual que había hecho antes con la abuelita.En el momento en que esto sucedía pasaba un cazador cerca de allí, que oyó lo que parecía ser el grito de una niña pequeña. Le tomó algunos minutos llegar hasta la cabaña, en la que para su sorpresa encontró al lobo durmiendo una siesta, con la panza enorme de lo harto que estaba.El cazador dudó si disparar al malvado lobo con su escopeta, pero luego pensó que era mejor usar su cuchillo de caza y abrir su panza, para ver a quién se había comido el bribón. Y así fue como con tan solo dos cortes logró sacar a Caperucita y a su abuelita, quienes aún estaban vivas en el interior del lobo.Entre todos decidieron darle un escarmiento al lobo, por lo que le llenaron la barriga de piedras y luego la volvieron a coser. Al despertarse este sintió una terrible sed y lo que pensó que había sido una mala digestión. Con mucho trabajo llegó al arroyo más cercano y cuando se acercó a la orilla, se tambaleó y cayó al agua, donde se ahogó por el peso de las piedras.Caperucita roja aprendió la lección y pidió perdón a su madre por desobedecerla. En lo adelante nunca más volvería a conversar con extraños o a entretenerse en el bosque.
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CAPERUCITA ROJA

SOLDADITO DE PLOMO


El día de su cumpleaños, nuestro amiguito había recibido como regalo de sus padres una caja misteriosa. Lleno de curiosidad, el niño abrió la caja y descubrió en su interior quince soldaditos de plomo idénticos. Con un porte elegante, fusil al hombro, pantalones azules y gorra roja, los quince soldaditos habían nacido de una vieja cuchara de plomo fundida.El niño aplaudió con gran alegría al ver sus nuevos juguetes, y sin perder un segundo los sacó de la caja y los colocó en fila para comenzar a jugar. Sin embargo, el último de los soldaditos no era igual que el resto, pues como el plomo de la cuchara no había sido suficiente le faltaba una pierna al desdichado. Aun así, el soldadito se mantenía firme igual que sus hermanos, y una vez que fue colocado junto al resto de los juguetes en la alacena, pudo comprobar un hermoso castillo de papel que se alzaba frente a él.
Aquel castillo era realmente deslumbrante, tenía grandes ventanas y puertas doradas, y en su interior, lo más sorprendente era una pequeña muñeca que se encontraba con los brazos en alto y una pierna recogida hacia arriba como suelen hacer las bailarinas. Al verla, el soldadito quedó completamente enamorado, y como pensó que a ella también le faltaba una pierna, decidió tomarla por esposa cuanto antes.
“He encontrado la persona perfecta para mí, y encima tiene un castillo donde podremos vivir juntos”, así pensaba el soldadito de plomo mientras contemplaba la belleza de su amada.Resulta que entre los juguetes, existía además un feo payaso de plástico que no soportaba el amor que se tenían la muñeca y soldadito. A la mañana siguiente, el niño regresó a la alacena para jugar como de costumbre, pero a la hora del almuerzo, abandonó al soldadito de plomo en el borde de la ventana, y entonces, el payaso malvado aprovechó para empujar al pobre hacia la calle. Desde una gran altura, el soldadito cayó sin remedio hasta caer en el justo medio de la calle, con riesgo de que algún automóvil pasara a toda velocidad y lo aplastara.Cuando el niño notó la ausencia del soldadito, bajó hasta la calle para encontrarlo, pero la suerte no estuvo de su lado, y aunque buscó y buscó por largo tiempo,jamás pudo encontrar a su juguete que permanecía abandonado y triste en el pavimento.Al caer la tarde, el cielo tomó un color gris, y unos cuantos segundos después, comenzó a llover tan fuerte que las calles se llenaron de agua, y fue entonces cuando el soldadito fue arrastrado por la corriente hasta alejarse de la casa y de su amada, la muñeca bailarina.El agua de lluvia caprichosa deslizó al soldadito calle abajo, pero este apenas se movía mientras contemplaba el cielo gris sobre su cabeza.Al rato, el agua se adentró por una alcantarilla oscura y horrorosa, y con ella, también el soldadito. “Cómo quisiera regresar a casa y contemplar la belleza de mi amada”, pensaba nuestro amigo mientras la corriente de agua impulsaba su menudo cuerpecito de plomo por tuberías estrechas y oscuras.
Durante algún tiempo anduvo el soldadito navegando por las alcantarillas cuando de pronto, sintió un temible sonido. La tubería por donde navegaba estaba llegando a su fin, y el agua se abalanzaba a toda velocidad hacia un inmenso canal. Sin más remedio que dejarse llevar, el soldadito fue abalanzado con fuerza hacia el exterior de la alcantarilla, y justo antes de caer en el estanque, un enorme pez saltó desde las profundidades y se lo tragó de un solo bocado.
Allí, en el estómago de aquel pez, el soldadito de plomo permaneció durante varios días, y como todo era tan oscuro, no hacía otra cosa que pensar en su querida muñeca y en sus ganas de regresar a casa. Finalmente, una buena tarde, el pez comenzó a moverse bruscamente, luego quedó inmóvil y cuando pudo notarlo.
El soldadito fue capaz de ver nuevamente la luz. Unos pescadores se habían hecho con el pez y lo habían vendido a una sirvienta. Al llegar a casa, la señora lo abrió con un cuchillo y cuál fue su sorpresa cuando, sin poder imaginarlo, encontró dentro al querido soldadito de plomo.Rápidamente, la sirvienta salió de la cocina y se dirigió al comedor donde aguardaban los dueños de la casa, y ¿Saben qué? Aquellas personas no eran otras que los padres del niño, y el propio niño que no pudo contener su emoción al ver que su juguete perdido había regresado milagrosamente a casa. El soldadito también se emocionó, pues su deseo se había hecho realidad. “Por fin, he regresado” – gritaba con emoción para sus adentros – “Dentro de poco podré estar nuevamente junto a mi adorada muñeca”.Y así mismo sucedió. El niño colocó al soldadito en la alacena junto al castillo de papel, y desde una de las ventanas, unos ojos bañados en lágrimas lo contemplaban.

Era la muñeca bailarina llena de alegría al ver como su amado regresaba junto a ella. Desde entonces, el payaso malvado no volvió a entrometerse con la pareja de enamorados, y el amor, triunfó una vez más por encima del mal.
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SOLDADITO DE PLOMO

martes, 31 de julio de 2018

puquio y sus tradiciones que lo llevan re valorando sus hijos

miércoles, 13 de junio de 2018

RELACIÓN DE BLOG



PROGRAMA IDIOMAS – INGLÉS III

ATOCCSA ORTIZ, SHIRLEY MEDALITH
https://missshirley21.blogspot.com
CCOYLLO LEDESMA, CARMEN
CULE SALCEDO, FLOR DE MARIA
FERNANDEZ HUAMANI, MARELYN SOLANGIE
LEON CCOYLLO, WENDI LEYDY
LLOSA GUTIERREZ, ROSMERY
MAMANI GARRIAZO, GIANINA PAOLA
https://misspaola04.blogspot.com
MARCA GARRIAZO, FATIMA
PANUERA CORONADO, EMILIN ELVIRA
QUISPE HUAMANI, BENJAMIN JHONATAN
QUISPE JURADO, GABY
RAMOS AGUILAR, ZENON
RIVERA PUMAYLLE, KEVIN STING
ROMAN PUMACHAHUA, BETZABE DANIA
ROMERO HUAMANI FERNANDO
SOLIS YARIHUAMAN, CLENY ROXANA
SOSAYA AYQUIPA, BETHSABE ALIDA



miércoles, 6 de junio de 2018

el zorro y el condor

El zorro y el cóndor
Había una vez un zorro y un cóndor, estos se hicieron compadres, el zorro se llamaba Antonio y el cóndor se llamaba Malku, de tal modo que eran amigos y compadres.
Entonces el zorro le había dicho:
- Compadre hagamos una apuesta - ¿Qué apuesta podemos hacer? - Le contesto el cóndor.
Allá en la punta del cerro, en la punta nevada, haber si tú y yo vamos a aguantar. - Si tú mueres yo te voy a comer, si yo muero luego tú me vas a comer,
- ¡ah! ¿sí? Dijo el zorro.
- ¡ah! ¿sí? Dijo el zorro.
- ¡ah, ah, ah! Está bien, le dijo el cóndor
Luego una noche salieron los dos, allá en la punta nevada mientras aguantaban...
- Compadre le dijo:
- Antonio respondió ¡chulululu!
Después de mucho rato... ¡¡Mallkuuu!! dijo el zorro, el cóndor le respondió - ¡Kuuuuuuuu!
Más adelante le volvió a decir:
- Antoniooooo, y respondió ¡ chulululu!
Cada vez más respondía debilmente
Entonces ¡Mallkuuuu! le grito Antonio, y el cóndor todavía se encontraba en buenas condiciones y respondía con energía
Antonio le grito al cóndor nuevamente y el zorro contesto... ¡chulululu!
Ya escuchaba muy poco, ya estaba amaneciendo, cada vez hacía más frío, estaba congelado y estaba haciéndose de día.
Finalmente Antonio había muerto. Así el cóndor había ganado la apuesta, tenía que comer a su compadre.
Sobrevoló los cerros y luego encontró a su compadre todo congelado y muerto. Le rompió el estómago, se lo comió bien comido. Sobrevoló nuevamente y después se fue a dormir, una vez comido a su compadre zorro.


- Fin...  
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